Si cada vez que piensas en meditar te viene a la cabeza un Buda calvo sentado en posición de loto intentando llegar al Nirvana… es que te han metido mucha morralla en el coco. No hay que irse a otro plano mental o pasar horas mirando las musarañas para buscar nuevas ideas en el curro o en la uni: practicar el mindfulness es algo muy sencillo que te ayuda en el día a día.
Lo más probable es que te dé pereza parar un momento a pensar entre tanto ajetreo. Lo entendemos, el día a día es frenético y entre las redes sociales, las preocupaciones mundanas y las exigencias de tu jefe o profesor es difícil encontrar un momento para dejar la mente en blanco y recapacitar sobre la vida.
No te preocupes, porque hoy te queremos enseñar a hacer mindfulness para que seas productivx al 100%, evitando distracciones y poniéndote en modo super saiyan cuando hagas los deberes o cuando estés delante del ordenador en la ofi. Así podrás decir, como el bueno de Vegetta, que tu nivel de power está over 9000!
5 técnicas para que controles el mindfulness
- Respira y cuenta hacia atrás. Es lo mismo que haces cuando te enfadas con tu hermano porque te ha robado el móvil para pincharte: contar hasta diez. En este caso, tendrás que buscar un momento de peace en mitad del día, antes de empezar el trabajo o durante el descanso, sentarte en una posición cómoda y respirar profundamente. Fíjate en cómo el aire entra y sale de tus fosas nasales, cómo llega hasta los pulmones y cómo vuelve a salir, mientras empiezas una cuenta regresiva de 10 a 0. Seguro que cuando retomes las tareas las haces a la velocidad del rayo, gracias al chute de relajación y motivación que te acaba de dar.
- Observa un objeto. A este estás más que acostumbrado, sobre todo cuando el profe de mates empieza a explicarte las ecuaciones diferenciales y te quedas mirando una araña de la mesa poniendo tu mejor poker face. Eso sí, para que te salga bien tienes que fijarte atentamente en el objeto, con su forma, su color o su tacto, evitando que te vengan pensamientos fuera de lugar. Así conseguirás concentrarte en los apuntes de clase sin rayarte porque se acerca la hora de volver a casa a calentarte el tupper de macarrones de tu madre.
- Explora tu cuerpo. El mindfulness es contemplar, sí, pero también es saber escuchar a tu cuerpo. Busca un lugar alejado del ruido, siéntate en una posición relajada y deja que tu mente se fije en cada parte: desde la cabeza hasta la punta de los pies. Dedícale unos minutos a cada uno, pensando en cómo interactúa con el resto de tu organismo para mantenerte con vida. Verás cómo vuelves al lío con las pilas cargadas y con ganas de comprarte un buen libro de biología para estudiar por las tardes en tu tiempo libre.
- Céntrate en una sola actividad. Vale, quedar para un trabajo de clase con compis de clase gamers que prefieren ponerse hablar de League of Legends antes que escribir su parte no es divertido. Ahora sabes lo que se siente, pero lo bueno es que puedes poner el foco en lo que estás haciendo para implicarlos a ellos en el proceso. Dedica toda tu concentración a la hoja que tienes delante, o a tu ordenador, y aplica las técnicas que te enseñamos para que seas el líder y puedas poner un poco de cordura cuando se os vaya la pinza.
- Escucha lo que te rodea. Si te detienes un momento y escuchas a tu alrededor, ¿qué puedes oír? Si estás en casa igual oyes a tu novix hablando con su padre por teléfono en otra habitación, mientras que si estás en la calle podrás escuchar a los perros que corren alegres por el parque. Hay tantos sonidos que nos perdemos por no prestar atención y vivir solo en nuestra cabeza… Abre tu mente y emplea el sentido del oído para conectarte con el entorno, lo que te recordará que el mundo es muy grande y que tus preocupaciones no lo son tanto al fin y al cabo.
Elijas la técnica que elijas, hay un mindfulness activo para ti. Dale caña a la que más te guste y prepárala para ese momento del día en el que necesites despejarte. Como todo, el hábito hace al monje, así que cuanto más lo hagas más podrás mantener la concentración para estudiar o para que el curro se te pase volando. ¡Mucha suerte!