Ah, los céntimos, esos grandes olvidados en el mundo de la economía. Seguro que más de una vez te has quedado con la mano en el bolsillo, pensando en qué vas a gastar esas monedas de 1 o 2 céntimos que te dieron cuando compraste un paquete de chicles. Sabemos que tener calderilla puede ser una locura, pero no si sabes cómo puedes gastarla con mucho style.
Los datos del Eurobarómetro nos dicen que un 65% de los europeos está deseando que estas monedas dejen de existir. La realidad es que muchos de ellos las van acumulando sin que vuelvan a los bancos centrales nacionales, lo que provoca que se pierdan en todo tipo de cajones, bolsillos y agujeros negros que tenemos por casa.
La calderilla, ¿a punto de desaparecer? Puede que si guapi
Existen muchos otros motivos por los que querríamos que los céntimos desaparecieran de nuestras vidas. El primero de ellos es que fabricar una de estas monedas cuesta más que su propio valor. Es decir que, según la Comisión Europea, desde 2002 se han perdido 1.400 millones de euros en los países miembros de la Comisión Europea produciéndolas.
¿La consecuencia? Que países como Italia, Países Bajos, Bélgica, Irlanda o Finlandia ya han suspendido su uso, y para los pagos en efectivo se redondea siempre a 5 céntimos a la alza o a la baja. Es decir, que si fueras a comprarte una Coca-Cola en el aeropuerto de Roma y te costara 2,02 céntimos pagarías 2 euros. Pero si el precio fuera de 2,08 euros abonarías 2,10 euros.
La tercera razón para que dijéramos hasta nunqui a estas monedas es el gasto que tienen para el medioambiente. Para crearlas se utiliza acero, cobre, agua y productos químicos, además de plástico y el papel de embalaje, lo que provoca que desde 2002 se hayan fabricado 46.000 millones. En total, 7.000 toneladas de cobre que hacen mucha pupa a la madre tierra. Casi nada.
Pero… ¿y yo qué hago para deshacerme de estos céntimos?
Ahora que conoces la triste historia de estos céntimos, condenados a la extinción en un futuro próximo, vamos a ver cómo puedes darles una buena despedida para que no se te vayan acumulando en casa. Ve punto a punto y recoge las ideas que necesites.
- Llévalos a las máquinas expendedoras. Una de las mejores formas de rentabilizar los céntimos de euro es utilizarlos en pagos pequeños, por ejemplo, comprando algo que necesites en una máquina expendedora de vez en cuando. Eso sí, si tienes ganas de ahorrar para el futuro, es mejor que controles este tipo de desembolsos para que no se conviertan en gastos hormiga algún día.
- Gástalos en tiendas de barrio. Otra buena solución consiste en utilizarlos para pagar el precio justo en una panadería, en una frutería o en una carnicería de tu barrio. De esta forma no solo apoyas el comercio local, sino que puedes conocer nuevos amigxs cerca de tu propia casa. Igual hasta terminas llevándote bien con tu nueva media naranja que vive a una manzana de tu casa. ¡Es un 2×1 muy rentable!
- Entrégalos como propina cuando vayas a comer. Dirás: “si esa costumbre es para los guiris”. Pero también podríamos decirte que “de bien nacidos es ser agradecixs”, porque si te dan un gran servicio en un restaurante o en un bar no está de más hacer un pago extra por el servicio. Así conseguirás que te traten mejor cuando vuelvas la próxima vez, pero también estarás retribuyendo a ese camarero que te ha indicado los mejores platos de la carta con una sonrisa de oreja a oreja.
- Ingrésalos en tu entidad de confianza. Y, por último, si tienes una bolsa de monedas tan grande como las que llevan los campesinos medievales al cinto en las películas, lo mejor es que lleves los céntimos a tu entidad para hacer un ingreso. Eso sí, no te olvides de ponerlas en blisters o cajitas de plástico organizadas por tamaños para facilitarles la tarea y que puedas disfrutar del dinero en tu cuenta Joven In cuanto antes. Piensa que, así, tendrás más solvencia para pagar con tu tarjeta de crédito o débito Joven In y controlar todo tu gasto para adecuarlo a tus propios presupuestos.
Esto es todo lo que puedes hacer con esa calderilla tan molesta que te persigue a todas partes. Si empiezas a llevarla contigo de un lado a otro, seguro que se te ocurren nuevas formas de gastar esos céntimos que encuentras de vez en cuando en tus bolsillos, lo que te ayudará a planificar una estrategia de gasto controlado. ¡Ánimo!