Qué bien se está en el sofá de casa con una mantita, tu pareja, un café con leche y… ¿el radiador a tope? No, no, no. Si queremos reducir la factura de la luz tenemos que aprender a desarrollar buenos hábitos que nos permitan ahorrar energía mientras le decimos adiós al fresquito invernal.
No hablamos solo de controlar el termostato para que no se nos vaya de las manos, sino de desarrollar una auténtica mentalidad sostenible para que cultivemos el arte del ahorro, no solo en nuestras cuentas a final de mes, sino también en nuestro día a día.
“OMG, ¿y cómo lo hago?”. Para responder a esta pregunta solo tienes que seguir los consejos que te hemos preparado en Joven In, porque nos preocupamos por tu salud financiera (y porque a tus papis tampoco les dé un jamacuco si te preguntan por el tema). ¡Vamos a ello!
Ahorra energía fácil, cómodx y lo más importante: ¡con ganas!
Antes de leer los consejos, ponte de pie y date un paseo por la casa. Utiliza tu ojo crítico y mira si hay aparatos enchufados o si te has dejado una ventana abierta sin darte cuenta. Exacto, la clave para tener un ahorro energético perfecto es prestar atención al consumo que haces y corregir los pequeños fallos de los que no te has dado cuenta antes. Verás cómo, cuando tengas estos trucos claros, te harás tu propia guía para ahorrar energía en casa:
- Aprovecha la luz natural. Si tienes que irte al curro o a la uni por la mañana, deja las persianas subidas para que el sol entre por la ventana. Así te encontrarás las habitaciones más calentitas cuando vuelvas y no tendrás que poner la calefacción para que tu propio piso esté habitable.
- Apaga las luces cuando no las utilices. Esta es de traca, pero te sorprenderá cuánta gente se va de la cocina con la cena en la mano y se olvida de apagar la luz durante 30 minutos largos. Y no te fíes porque utilizas bombillas LED, porque también gastan si las dejas encendidas durante horas a lo largo del mes. Mejor piensa en un gesto que hagas al salir del salón o del baño, y así te acordarás de dejar las luces en off antes de seguir pensando en otra cosa.
- Aprovecha el calor residual mientras cocinas. Piensa que el horno o la vitrocerámica aún conservan el calor incluso después de que los hayas utilizado, así que puedes utilizarlo para calentar el pan que habías congelado el otro día o para freír un huevo frito de acompañamiento en la comida. Seguro que se te ocurren ideas para cocinar otros alimentos en el momento, así que ponte a ello y verás cuánto ahorras.
- Optimiza el uso de los electrodomésticos. Intenta que, si acabas de comprarte una casa nueva y aún no los tienes, consigas aparatos con una buena calificación energética. Además, es importante que limpies al menos una vez al año el serpentín de la nevera, mantengas limpios los filtros del aire acondicionado cada cierto tiempo, o retires el exceso de polvo de las aspas de los ventiladores. Esto te ayudará a alargar su vida y a amortizarlos durante mucho más tiempo.
- Mantén una temperatura perfecta en casa. Para cumplir este consejo extra y que lo tengas pan comido, solo necesitarás un termostato regulable. Intenta que las habitaciones de tu casa estén entre 20 y 23 grados en invierno, y cuando llegue la noche intenta que no suba de 16 grados. De esta forma podrías ahorrarte hasta un 13%, pero no te olvides de apagar la calefacción si no vas a estar por casa.
Very easy, my friend. No hay nada mejor que llegar al final del mes siguiente y ver cómo tu factura de la electricidad ha sido un poco más barata que antes. Tómalo como una motivación para empezar a vivir el estilo de vida sostenible que siempre has querido tener, y cuéntanoslo en las redes sociales de Joven In. ¿Lo has conseguido ya?