El verano toca a su fin, pero aún es buen momento para hacer las maletas y lanzarte a un último viaje estival con colegas o en pareja y recorrer la Costa Brava. Apúntate todos los sitios que deben ser un must en tu viaje.
Cadaqués
En pleno Cabo de Creus se sitúa este pueblo que inspiró a artistas como Dalí (sí, el de la famosa careta de La Casa de Papel), y donde podrás visitar su casa-museo en el cercano rincón de Portlligat donde Dalí vivió hasta la muerte de su esposa Gala. Este pueblo es un lugar tranquilo en el que respirar aire puro en su paseo marítimo y olvidarte del ajetreo del día a día.
No puedes dejar de pasear por el Casco Antiguo con un entramado de calles estrechas y su espacio natural protegido: el Parque Natural del Cabo de Creus. Pásate por la Iglesia de Santa María y prepárate para recorrer los alrededores y ver el castillo de Pubol, el monasterio románico de Sant Pere de Rodas y la masía del Celler Martín Faixo.
Pero como no va a ser todo pasear ¡también tienes una amplia oferta de playeo!
En Sant Pius V encontrarás una playa muy pequeña, formada por rocas y poco frecuentada, pese a estar cerca del centro, en la que desemboca un riachuelo. Es Sortell d’en Ter es otra pequeña cala formada por rocas y arena gruesa poco frecuentada por ser de las más alejadas del centro y accesible únicamente a pie.
Es Portal se encuentra junto a la Platja Gran, teniendo acceso a un sinfín de servicios, desde bares y restaurantes a alquiler de embarcaciones y submarinismo.
Para reponer fuerzas por la zona y llenar el estómago te recomendamos los productos típicos: erizos de mar, su variedad de arroces y los suquets, un plato típico que cocinaban los pescadores en sus barcos.
Empuriabrava
Conocida como la Venecia de la Costa Brava, es una de las marinas residenciales más importantes de Europa. En la Marina d’Empuriabrava tienes un entramado de canales navegables de más de 30 kilómetros, zonas comerciales y una gran oferta de ocio para que el aburrimiento no asome por tus selfies. Lánzate a navegar por sus canales y ser la envidia de tu Instagram.
Para un plan más en sintonía con el ecosistema, el lugar perfecto es el Parque Natural de los Aiguamolls de l’Empordà, lugar ideal para hacer senderismo y conocer la flora y fauna autóctonas.
Para desconectar del todo, te recomendamos la Playa de Can Comes, una zona virgen, sumergida en plena naturaleza. Pero si lo tuyo es más la historia, no dejes de visitar las Ruinas de Ampurias, el conjunto arqueológico de Empùries, puerta de entrada de griegos y romanos a la península Ibérica, en la que conviven restos de ambas civilizaciones.
Y si lo que quieres es adrenalina en estado puro, puedes probar a saltar en paracaídas, pero ten cuidado ¡que no te salga volando la mascarilla!
Calella de Palafrugell
Bienvenido a un antiguo pueblo costero de pescadores, uno de los más bonitos del litoral catalán. Aquí podrás perderte por el camino de Ronda, que lo une con un pueblo cercano muy turístico, Llafranc.
Sus zonas de playa son perfectas para combinar arquitectura, naturaleza, cultura y gastronomía, así que apúntate estos nombres: la playa de las Barcas, la cala de Calau, Port Pelegri y el Port de Malaespina. Disfruta sumergiéndote en las aguas cristalinas de Port Bo, cala del Golfet y la calad’en Gotes.
Pals
Este pueblo posee un encanto medieval ideal para perderte por sus calles estrechas y descubrir tiendecillas artesanales. Cuidado, que tu corazón se enamorará de las vistas panorámicas que hay desde el mirador de Josep Pla.
Si quieres conocer su historia, pásate por la Iglesia de Sant Pere, la Torre de las Horas y la Casa-Museo de Cultura Ca La Pruna hasta llegar a la Plaça Major de Pals.
El recorrido sigue por las tradiciones del lugar, como hacer la ruta por los campos de arroz, que parecen sacados de la mismísima película Mulán. Y continuando con la visita al Parque Natural del Montgrí, donde podrás disfrutar del archipiélago de las lslas Medas y los humedales que forma el río Ter en su desembocadura en la bahía de Pals.
En cuanto a playas, quédate con un nombre, la Platja de Pals; es una de las más extensas de la Costa Brava. Esta playa de arenas doradas se divide en la Playa Gran y la Playa del Grau. Aquí encontrarás pinares, dunas y unas vistas excepcionales que son compatibles con un poco de deporte, como el voleibol.
Por último, no puedes despedirte de la Costa Brava sin degustar el Arroz de Pals a la cazuela, su plato más tradicional. Pero esto no queda ahí, también tienes opciones diversas como la cuajada o la butifarra dulce, productos locales certificados con el sello de marca de Garantía del Empordà.
Ponle el broche de oro a un verano atípico y prepárate a pasarlo molt be en la más brava de las costas.