No suele haber término medio. O nos encanta estar a la última o somos de los que vivimos al margen de las modas. Sea como sea, está claro que las tendencias son un asunto de peso en nuestro día a día, en el que entran en juego varios factores y personajes.
Empezamos por lo básico, una tendencia es la repetición de un patrón. Cuando vemos una misma prenda, estilo de vestir o inspiración en varios desfiles, en escaparates de tiendas o a varias personas llevándolo por la calle, se puede considerar que existe una tendencia.
En lo que a decisión sobre tendencias respecta, existen agencias encargadas de la previsión de las mismas. Si bien su trabajo consiste en predecir cómo vestiremos los próximos años, es algo más complejo de lo que suena, entrando en juego factores históricos, sociales, económicos…
Con estas variables y la situación del sector de la moda en el momento (tanto de dónde se viene como el punto en el que se encuentra) se crea un informe o trend forecasting. Estas previsiones son utilizadas, posteriormente, por las firmas de moda para desarrollar sus próximas colecciones, pero siempre teniendo en cuenta lo que se lleva a pie de calle. Existen también prescriptores de tendencias, como medios de comunicación especializados o líderes de opinión, que juegan un papel importante, ya que pueden dar visibilidad a propuestas en principio menores o, por el contrario, invisibilizar tendencias que se veían como caballo ganador.
A la hora de que aparezcan las tendencias, hay tres figuras determinantes en este proceso. El trendsetter es el primero en vestir la tendencia (puede ser una persona o un grupo reducido). Los early adopters vienen después y son un grupo un poco más amplio que el anterior, que adoptan la tendencia fijándose en el trendsetter. Por último, tras un tiempo la tendencia queda asentada y llega a la masa, momento en el que el trendsetter la desecha por estar masificada e incorporaría una nueva, iniciándose así un nuevo ciclo de tendencia.
En lo que respecta a la duración, hasta ahora seguía la Ley de Laver, en la que James Laver, historiador de moda, delimitaba: un año antes se califica de arriesgada, veinte años después se considera ridícula por estar pasada de moda y cincuenta más tarde es la media para ser retomada. Esto explica que la famosa frase de que todas las modas vuelven sea mucho más que un tópico.
Sin embargo, la llegada de Internet y, con ella, la fugacidad de la información, han hecho que las formas de comunicación y transmisión de tendencias se hayan visto afectadas, habiendo tendencias que duran más de lo esperado, y otras que mueren al poco de nacer.
Y tu, ¿te consideras un auténtico follower de la moda?