Pedir una hipoteca es uno de esos pasos que damos pocas veces en nuestra vida, pero nos marcan para siempre. La alegría de firmar los papeles y dar nuestros primeros pasos en un nuevo hogar es lo que nos motiva a trabajar más duro, poniendo todo lo que tenemos para conseguir nuestros objetivos. Pero, a veces, esto solo es posible con un aval.
¿Qué es el aval?
El aval es una garantía que nos obliga a cumplir o pagar por un tercero siempre que este no pueda hacerlo. Según el Banco de España, es “una forma de garantizar o asegurar el cumplimiento de las obligaciones económicas frente a una compañía”.
En un aval, quien avala se declara dispuesto a hacer frente a los compromisos del avalado, que normalmente consiste en el pago de una cantidad de dinero, frente a una tercera persona o empresa en el caso de que el avalado no lo haga.
¿Para qué sirve el aval en una hipoteca?
Esto es muy significativo en el caso de los préstamos hipotecarios. Cuando pides una hipoteca existe la posibilidad de que el banco considere que tu patrimonio, tus condiciones económicas o tu capacidad de hacer frente a los pagos no sean garantía suficiente para poder prestarte el dinero.
En este caso, el avalista es una persona que responde con sus bienes en caso de que no puedas devolver las cuotas de tu préstamo. Entonces será él o ella quien recibirá la demanda de pagar el dinero con su patrimonio presente y futuro.
Lo que esto significa es que puedes buscar el apoyo financiero de tu familia o de tus amigos para pagar tu nueva hipoteca, pero tienes que hablar con estas almas caritativas para asegurarte de que pueden hacer frente a este gasto mensual por ti si alguna vez no puedes hacer el pago.
Ya sabes que las entidades suelen financiar hasta el 80% del valor de tu nueva vivienda, mientras que te toca a ti pagar el 20% restante en concepto de entrada, junto con los impuestos y gastos asociados. Este mecanismo te sirve para conseguir un respaldo económico que te dé un cierto alivio cuando vas a solicitar tu hipoteca al banco.
Los requisitos para ser avalista
Para que puedas encontrar a la persona perfecta que va a responder por ti en el caso de que se dé esta situación, necesitas saber cuáles son los requisitos que se le piden. Esto es lo que debe cumplir tu flamante avalista:
- Ser mayor de edad
- Contar con ingresos estables y suficientes.
- Poseer un nivel patrimonial suficiente que sirva de garantía a la entidad financiera, con inmuebles ya pagados.
- No figurar en los ficheros de solvencia patrimonial.
- No tener deudas pendientes de pago.
Una condición importante es que el avalista conozca al detalle las cláusulas y requisitos de tu hipoteca. Piensa que esa persona estará ligada a ti durante toda la vida de tu préstamo hipotecario, así que deberá estar preparada para asumirlas como propias si se diera el caso.
Hay ocasiones en las que puede interesarte hablar con tu entidad para limitar el aval. Es decir, que puedes conseguir que este desaparezca automáticamente cuando hayas devuelto el importe que supere el 80% de la vivienda. Esto es, que si has contratado una por valor de 100.000 euros, el aval desaparecería una vez hubieras devuelto 20.000 euros con sus intereses correspondientes. Como ves, si por algo destaca el aval es por la seguridad económica que te proporciona cuando vas a pedir tu préstamo hipotecario. Si quieres entrar a vivir en el hogar de tus sueños, siempre puedes optar por contratar las hipotecas Joven In. Con ellas tendrás tres modalidades, fija, variable y mixta, que te permitirán adaptar tu presupuesto para saber si puedes hacer los pagos en las mejores condiciones. Pide asesoramiento personalizado a tu entidad del Grupo Caja Rural en el siguiente formulario.
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