Murcia, 2021.
¡Cuántas veces habremos dicho este pasado verano eso de “puff cómo pega el sol”! Y es que, en ocasiones, parece que el Sol no tiene contemplaciones con nosotros y, sobre todo, cuando nos acercamos a zonas costeras, como la del Mar Menor. Es como si quisiera castigarnos, pero… ¿por qué? ¿quizás por lo que el ser humano le está haciendo a este mar de la región de Murcia?
Hace no mucho tiempo esta desafortunada víctima, el Mar Menor, contaba con juventud y aguas claras. Y los que han veraneado ahí, saben que siempre te encontrabas con un caballito de mar.
Y entonces ¿qué ha cambiado ahora? Pues que, tristemente, ahora lo que nos encontramos en las playas del Mar Menor son 5 toneladas de peces muertos.
¿Y dónde está la principal causa de esta situación? La respuesta es el turismo masivo, la promoción urbanística no controlada y el descontrol de nuestros vertidos
¿Se pudo haber parado antes? ¿se preveían estas consecuencias? Son algunas preguntas que nos surgen y para las que no existe una respuesta “oficial”.
Rebobinemos a los años 70 y al BOOM del turismo español y es que, como diría la gran Raffaella Carrá “Para hacer bien el amor hay que venir al sur”; y así fue, Murcia lo PETÓ en aquellos años, se edificó mucho (pero mucho), por ejemplo, en la zona de La Manga. Pero, al margen de este hecho, otro aspecto fundamental que ha originado esta dramática situación en el Mar Menor es lo que se conoce como eutrofización. Y tú dirás… WTF!? Tranqui, te los explicamos. Se trata de un aporte excesivo de nutrientes inorgánicos, principalmente Nitrógeno y Fósforo, en un ecosistema acuático, lo que acarrea efectos adversos en esas aguas.
Como imaginarás esto no ha sido un problema de unos días para acá, sino que viene de largo. De hecho, nuestra víctima, el Mar Menor, ha ido desarrollando algunos síntomas a los que nadie prestaba mucha atención, hasta que en 2016 su enfermedad se hizo más latente y (quizás te suena) un exceso de nutrientes disparó la producción de fitoplancton. Con lo que la albufera fue bautizada como “sopa verde”. Un problema que, si bien es cierto, para el ser humano resultaba inofensivo, el fondo marino y su vegetación no pueden decir lo mismo.
En 2019 se palpó otro gran síntoma que venía anunciando lo que vendría después; la gota fría de la DANA. Aquí se mascaba ya el drama. Las playas se convirtieron en cementerios de animales, por culpa de la falta de oxígeno en las zonas más profundas de la laguna.
Llegados a este punto, y con las pruebas evidentes en las playas de Murcia, nadie podía negar que se había cometido un ecocidio. Y como todo homicidio merece justicia, por ello se ha lanzado una iniciativa para convertir al Mar Menor en una persona jurídica y, con ello, disponer de sus propios derechos. Quizás, de esta manera, podamos volver a escuchar respirar al Mar Menor.