A medida que pasaban los días de confinamiento, la naturaleza se abría paso poco a poco hasta volver a conquistar las calles. Muchos son los que afirman que con la cuarentena le hemos dado un respiro al planeta, un descanso de tantas idas y venidas, y se ha notado.
La contaminación del aire ha bajado a mínimos históricos en países como Italia y España, como consecuencia de parar la actividad empresarial y evitar los desplazamientos. La concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) sufrió también una caída importante.
En cuanto a la fauna salvaje, dados los orígenes del CoVid se ha decretado una prohibición temporal del comercio de fauna silvestre en China, lo que ha dado un respiro a especies animales amenazadas que eran usadas tanto en cocina como en la medicina tradicional.
El confinamiento ha convertido las ciudades y pueblos en espacios vacíos y silenciosos. Esto ha provocado que muchas especies animales salvajes se hayan atrevido a andar tranquilamente por las calles de algunas ciudades. Otro efecto colateral generado en algunos zoológicos, dada la tranquilidad que han disfrutado las especies que en ellos habitan, es que haya habido un importante baby boom.
En ciudades como Venecia se aprecia claramente, al quedar desierta y las góndolas sin pasajeros, cómo los canales han aparecido más limpios y con peces. La calidad de las aguas ha mejorado por la ausencia de contaminación por las aglomeraciones de visitantes, dando lugar a canales transparentes, algas marinas y aves.
Han surgido diversos estudios que afirman que los efectos devastadores causados por el hombre en la naturaleza son los que benefician la propagación de enfermedades, lo que causa un fuerte impacto en la salud, la economía y las relaciones sociales. Se ha llegado a afirmar que los ecosistemas naturales tienen un papel fundamental en la regulación de la transmisión y propagación de enfermedades infecciosas, lo que ha llevado a considerar esencial proteger los ecosistemas naturales, conservar las áreas no contaminadas del planeta, combatir el consumo y tráfico de especies silvestres, reconstruir el equilibrio de los ecosistemas dañados y detener el cambio climático.
Esto nos debe hacer reflexionar a todos: ¿qué podemos cambiar en nuestro día a día para que el medio ambiente no sufra las consecuencias?