Hay veces en las que la tecnología dice bye bye. Ya sabes, cuando después de un añito el móvil dice que no aguanta más, cuando el microondas se cansa de calentarte los tuppers en la oficina o cuando las bombillas de tu cuarto dicen que te enciendas tú mismx. Es lo que se conoce como obsolescencia programada.
¿Qué es la obsolescencia programada?
Ya sabes que la sociedad en la que vivimos se basa en comprar y vender, para luego volver a comprar. Es un modelo que nos permite disponer de bienes básicos como la comida o la ropa, mientras generamos ese extra de dinero que nos viene genial para ahorrar cada mes con mucho style.
De ahí viene la obsolescencia programada, un método con el que los fabricantes de los productos hacen modificaciones o programan lo que venden para reducir su vida útil después de un tiempo determinado.
Uno de los ejemplos más claros está en la batería de tu iPhone o Android. Si llevas ya años utilizándolo y ves que empieza a fallar sin motivos, puede ser porque lo has llenado hasta arriba… o porque el microchip te va indicando que ya es hora de comprarte otro nuevo.
Así puedes evitar la obsolescencia programada
La buena noticia es que, si empiezas a desarrollar una conciencia sostenible y racionas el uso de tus dispositivos, puedes conseguir que te duren más, que contaminen menos y que te ayuden a darle un nuevo impulso a tu ahorro.
¿No te lo crees? Prueba a pasarte a la ‘alargascencia’, un término que te invita a reducir el uso que haces de lo que tienes en tu día a día. Para ello, empieza por desenchufar de la corriente aquello que siempre tienes conectado: la carga del móvil, la batería del portátil, el microondas cuando no lo utilizas… Esto te ayudará a alargar su vida útil para que te duren mucho más tiempo. La regla es que los utilices solo cuando realmente lo necesites.
Junto al consumo sostenible, recuerda que no debes arrojar a la basura nada que se pueda reutilizar o reparar. Antes de que des tus dispositivos por vencidos, piensa que normalmente puedes darle una segunda vida yendo a un profesional que te los ponga a punto, o haciendo de manitas con el Do It Yourself.
Además, y siempre que puedas, tienes que reciclar lo que utilizas. Una vez veas que no te sirve, piensa en cómo puedes deshacerte de él para hacerle un favor al mundo. Puedes llevarlo a un punto limpio, o dárselo a otra persona que puede reconvertirlo en una pieza para otro dispositivo. Piensa en verde y acertarás.
Con todos estos truquis, ya puedes cambiar de chip y hacer que la obsolescencia programada no te afecte tanto en tu día a día. Esto te ayudará a tener una mentalidad más eco, más ahorradora y mucho, mucho más inteligente. ¡Que lo disfrutes!