Mira, Marco Polo se quedaría amazing si tuviera una pequeña charla con Jeff Bezos, dueño y señor de Amazon, y casi casi del mundo. Y es que, pasar de buscar territorios por el lejano oriente a preparar un viaje de turisteo por el espacio, deja claro que el tema viajes exóticos se nos está yendo de las manos. OMG!
Y como no podía ser de otra manera, donde los grandes empresarios ponen el ojo, pues ponen la pasta. Porque el Señor Amazon no es el único que se ha dado una vueltecita por las estrellas; le ha seguido el multimillonario Richard Branson, propietario de la empresa Virgin. Pero ojito, que estos viajes no han sido solo por el mero placer de vivir la experiencia, que los negocios son los negocios, y a estos magnates no se les olvida ese (pequeño) detalle. Por ejemplo, Richard Branson ha aprovechado el viaje para probar su “humilde” cohete que, en un futuro, quiere usar como vehículo de transporte de turistas al espacio.
Y para no dejarnos a ningún mega-rico en el tintero, tenemos que nombrar también a Elon Musk, que tiene como objetivo liderar esta carrera por el turismo espacial, con su empresa SpaceX.
Pero el mundo empresarial no es el único babeando por el turismo espacial; países como China se han puesto manos a la obra también. El gigante asiático pretende meterse en esta carrera a las estrellas por todo lo alto. ¿Cómo? Pues construyendo, a toda prisa, su propia estación espacial y, si algo sabemos de este país, es que, a construcciones rápidas y organización, no les gana nadie.
Ahora, después de todo esto, de empresarios y países corriendo por “explotar” cuanto antes el terreno espacial, una de las preguntas que surgen es ¿se puede plantar unx en el espacio, así sin más y hacerlo tuyo? Y es que, por muy increíble que suene todo esto, y para sorpresa de muchxs ¡ya existe un tratado sobre los principios que deben regir este tipo de actividades espaciales! Pero claro, fue escrito en 1967, así que está más pasado que el correo postal. Fue necesario el Acuerdo Lunar, en 1984, para poner un poco de orden sobre los recursos extraterrestres y la necesidad de limpiar la basurita que ya íbamos dejando everywhere.
En 2015, el país de las oportunidades (no vamos a decir nombres), dio demasiadas de esas “oportunidades” a las empresas por el espacio y el caso es que se ha permitido que las compañías reclamen terrenos y materias primas (que extraigan en un futuro) del espacio exterior.
Aprender de nuestra historia no está en nuestra genética, pero las consecuencias de unas reglas “tan poco reglas” se está notando. Hace dos años (2019) un satélite de SpaceX estuvo a punto de chocar con uno de la Agencia Europa del Espacio. Esto pudo provocar que miles de fragmentos, a gran velocidad, se esparcieran por el cosmos, lo que habría generado (aún) más basura espacial.
Quizás por ello, y para evitar este tipo de situaciones, a finales de 2020, la NASA publicó su Programa Artemisa, que establece las siguientes normas para los vuelos espaciales:
- Los vuelos secretos están prohibidos, y todos los lanzamientos deben ser anunciados y registrados.
- Todos los miembros del Programa acuerdan colaborar en emergencias de astronautas.
- Los sistemas espaciales deben ser universales para que los equipos de todos sean compatibles, y los datos científicos deben ser compartidos.
- Los sitios históricos deben ser preservados y cualquier residuo espacial debe ser manejado adecuadamente.
- Las misiones de vehículos exploradores y otras naves espaciales no deben ser puestas en peligro porque otros se acerquen demasiado.
Por todo lo que hemos visto, es momento de aprender, concienciar y tener claro que, nuestro entorno, por mucho poder que tengamos sobre él, no nos pertenece y hay que respetarlo.
Ya lo sabes, si de cara a un futuro te gustaría ser uno de esos turistas espaciales, te aconsejamos que vayas haciendo huchita, porque barato, lo que se dice barato, no te va a salir. Y hablando de ahorros; si estos no te dan para tus objetivos más inmediatos, siempre puedes solicitar un Préstamo Joven IN, que se adaptan perfectamente a tus necesidades.