Reducir, reciclar y reutilizar. La regla de las tres erres (3R) de la ecología que nos enseñan de pequeños nos ayudan a cuidar el planeta. Sin embargo, nuestros residuos nos delatan; algo no estamos haciendo bien.
Nuestra basura revela que somos unos derrochadores profesionales: producimos más comida de la que necesitamos. Un tercio de los alimentos producidos pasan a ser residuos alimentarios.
Hoy en día hay muchas iniciativas que intentan reducir la producción de estos residuos, pero algunos son muy difícil que desaparezcan. Esto nos lleva al punto de preguntarnos ¿entonces qué hacemos con ellos?
En los últimos 50 años se han desarrollado tecnologías para intentar aprovechar los residuos y generar productos creando un nuevo tipo de industria: la biorrefinería, que se centra en encontrar un equilibrio entre el ecosistema humano y el ecosistema natural. Compuestos de alto valor añadido, fertilizantes, piensos, electricidad y calor renovable, biocombustible… son algunos de los productos que se están obteniendo a partir de residuos orgánicos procedentes de las empresas agroalimentarias.
La ciencia avanza a buen ritmo a favor de la sostenibilidad, pero entre todos tenemos que poner nuestro granito de arena para reducir el impacto de nuestras actividades en el medio ambiente.
¡Entre todos lo conseguiremos!