Aunque suene como algo raro, el traspaso de una hipoteca a otra persona es una práctica bastante frecuente. El caso más habitual es la compraventa de una vivienda de segunda mano. Se lleva a cabo cuando la hipoteca sigue vigente y queremos que otra persona pase a hacerse cargo de ella; lo que se conoce como subrogación hipotecaria.
La subrogación hipotecaria se produce en situaciones en las que queremos traspasar la propiedad de nuestra vivienda, pero no hemos acabado de pagar la hipoteca. En estos casos, llegando a un acuerdo entre comprador-vendedor, el primero pasa a convertirse en el titular del préstamo hipotecario vigente.
La subrogación hipotecaria cuenta con varias ventajas. La principal es que el vendedor y comprador se ahorran gastos como la cancelación de hipoteca, la comisión de apertura del crédito hipotecario, los gastos de tasación de la vivienda o el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados si fuese necesario, entre otros.
Si la idea de pillarte una vivienda de segunda mano ronda tu mente, debes informarte de las condiciones, y tanto el vendedor como la entidad bancaria tienen que facilitarte todos los datos necesarios: tipo de interés, plazo… Estos datos tienen que estar recogidos en el documento de subrogación.
Sin embargo, la subrogación hipotecaria tambié9n tiene sus inconvenientes, como el tener que asumir las condiciones del contrato firmado por el anterior propietario, sin margen de negociación (aunque ojo, esto no siempre es malo).
Existe otro tipo de subrogación, menos frecuente, que es la que pasa de un banco a otro para mejorar condiciones del préstamo, pero si lo que buscas es encontrar la casa de tus sueños, échale un vistazo a nuestras hipotecas y lánzate a la independencia.