¿Eres de los que si una foto no alcanza los suficientes likes la borras?
Desde el boom de las redes sociales hemos pasado de buscar la aprobación de nuestros padres, a buscar la de un montón de desconocidos. Esto lleva a que apps como Instagram, Facebook o Twitter puedan ser una bomba de doble filo. Que destruyan tus complejos, o destruyan tu autoestima. Algunos llegan a crear una imagen de si mismos cuyo parecido con la realidad es pura coincidencia.
Haz un ejercicio de reflexión: ¿eres de los que depende del feedback que te den a través de una red social?
Si la respuesta es NO, genial, lo estás haciendo bien, baby.
Si la respuesta es SÍ, tranquilo, es lo más normal. Día tras día nos enfrentamos a un amplio público, esperando recibir aplausos por cómo somos, por lo que decimos o por lo que hacemos.
Las redes han conseguido alienarnos, alterando nuestros comportamientos en pos de conseguir likes, hasta puntos en los que nos pueden esclavizar. Esto parece inofensivo hasta que toca tu autoestima. El no conseguir los codiciados “me gusta” puede hacer que pienses que no eres nadie, pero nada más lejos de la realidad.
Piensa que eres único, irrepetible, y que no congenies con lo que la gente busca en ese momento, no es culpa tuya. Ser diferente no es algo malo.
Es difícil salir de este juego, prueba a ser fiel a ti mismo con el contenido que publiques. Y si no, siempre puedes desconectarte un par de días de las redes sociales y conectar con tu yo interno.
Sabemos que esto muchas veces es frustrante, pero keep calm, sé tu mismo y, sobre todo, quiérete mucho.
Piensa que, si tú no te quieres a ti mismo, ¿cómo pretendes querer a otra persona?