Si alguna vez te has planeado cogerle el móvil a esa persona especial para ver si el motivo por el que sonríe cuando le llega una notificación es por un meme o por una foto de su crush, te avisamos de que es una mala idea. ¿Quieres saber por qué?
El acceder al móvil de alguien sin su permiso se considera un delito contra la intimidad. Puedes incluso acabar en la cárcel por espiar el teléfono, tablet, correo electrónico o cualquier dispositivo de tu pareja, empleado, amigo o familiar.
Según el Código Penal te puedes ver metido en un buen lío por el derecho constitucional a la inviolabilidad de las comunicaciones y la preservación de la intimidad personal. O sea, que te castigan por descubrimiento y revelación de secretos.
Deja a la reina cotilla en Gossip Girl, esto puede librarte de hasta cuatro años de cárcel. Por si todo esto fuera poco, pueden cargarte con un delito contra la integridad.
Si se te ha ido la mano, en caso de que sea un marrón de los grandes y acabes en juicio con la persona en cuestión, debes saber que, además, la información que consigas por cotillearle el móvil no será útil como prueba. No es lo mismo ver un mensaje de pasada o que se le escape alguna cosa charlando, que usar programas espías o acceder a sus cuentas sin su permiso.
Por tanto, ya estás avisad@. Antes de cogerle el móvil a alguien, habla las cosas. Si es tu pareja, prepara una cena bonita y pregúntale directamente lo que quieras saber. Haz que el diálogo sea la forma de solucionar vuestros problemas.
Recuerda que la base de cualquier relación, ya sea de amistad o pareja, es la confianza. Que cuando le llegue un Whatsapp y ponga el móvil boca abajo no significa nada. Puede que le dé TOC que el móvil no quede alineado con la mesa, así que no te comas la cabeza e intenta disfrutar al máximo, ahora más que nunca, del tiempo que pases con la gente.