EL AIRE EN LOS AVIONES ES DISTINTO Y ESO TIENE CONSECUENCIAS…
Nos encanta viajar. Coger vuelos de un lado para otro recorriendo mundo. Pero viajar en avión afecta a nuestro cuerpo. Por ejemplo, ¿sabías que es más fácil resfriarse en un avión? Por lo general, en los aviones hace frío, bastante frío. Pero, además de las bajas temperaturas, hay muy poca humedad. Y, en un entorno de baja humedad, los virus se propagan más fácilmente y somos más susceptibles a coger un constipado.
Y es que el aire en los aviones es diferente. Tanto es así que, incluso, puede alterar el sabor de la comida. Además, la sequedad y la presión afectan también a nuestros oídos. El dolor de oídos es uno de los males más comunes dentro de un avión, pero masticar chicle durante el despegue y en el aterrizaje puede ayudar a su descompresión.
Vuelos de 12 horas o más
Si vas a hacer un viaje de 12 horas o más, es recomendable que te prepares y descanses mucho para sufrir lo menos posible el jet lag.
Ya en el avión, lo ideal es hidratarse en profundidad y, de vez en cuando, practicar algún tipo de estiramiento. Precisamente por eso, se desaconseja el consumo de alcohol en vuelos largos, porque deshidrata. Y una vez aterrices, intenta adaptarte lo antes posible a los hábitos horarios del país de destino.
Y tú, ¿sufres mucho las consecuencias de los vuelos largos?